Níger es uno de los países más pobres y vulnerables del planeta. Con dos tercios del país situados en la zona sahariana, su capacidad agrícola está muy limitada y se ve gravemente afectado por la crisis climática que hace que la producción de alimentos esté sometida a riesgos que, cada vez con mayor frecuencia, contribuyen a generar crisis alimentarias en la población. Esto es debido en gran medida al frágil medio ambiente y la escasez de lluvias y a una economía con fuerte dependencia de actividades agropastorales.
Parte de la población es sedentaria y se dedica a la agricultura. Entre ellos los haoussas, los zermas-shongais, los kanouris, los gourmantché y los bodoumas. Mientras tanto, los peuls, la tuaregs, los toubous y los árabes son semi nómadas y crian ganado.
Sin salida al mar y situado en pleno centro de la región del sahel, Níger es un país de difícil acceso. Está a más de 1.000 kilómetros del puerto marítimo más cercano y no hay red ferroviaria.
Níger ha sido un punto de encuentro entre los pueblos nómadas y sedentarios. Ha sido una punto comercial importante en las famosas rutas de caravanas del Sáhara. Además ha sido el escenario de conflictos entre diferentes reinos africanos. A finales del siglo XIX, Níger pasó al control colonia francés. En agosto de 1960 logró su independencia.
Desde su independencia, Níger ha afrontado problemas en su camino hacia la democracia y el desarrollo sostenible. La enorme caída del precio del uranio en 1979, supuso una gran crisis económica. La rebelión de los tuareg durante la década de 1990 generaron una gran inestabilidad política.
El año 1999 supuso un momento de cambio para el país. Hubo elecciones nacionales transparentes y un acuerdo de paz con los grupos rebeldes. La sequía y las invasiones de langosta de los últimos años ponen en peligro la supervivencia de un pueblo que inicia su camino hacia la paz y la convivencia democrática.
Desde la Organización Pedro Ignacio Altamirano no permanecemos al margen de lo que ocurre en Níger. Por ello, con la inestimable ayuda del Gobierno de Andalucía, aportamos ayuda hospitalaria, y con otras organizaciones y la generosidad de muchos, el proyecto BOLI. Para ello ponemos todos los medios disponibles, y actos recaudatorios benéficos para hacer llegar la mayor cantidad de material de la forma más rápida posible.